Viento en popa a toda vela

Hoy se presentaba un día donde los quilómetros tenían que ser los protagonistas, ya que en mi cabeza solo existía la opción de llegar a los ochenta quilómetros.

Pero al salir de Barcelona he decido seguir otro camino, los pensamientos de los 80 quilómetros ya quedaban atrás y ahora me centraba en una ruta donde el desnivel serie el protagonista.

Subiendo Collserola

La ruta ha tenido como protagonista las diferentes subidas que llegan hasta los puntos más altos del “Parc Natural de Collserola”. La primera que me tocaba afrontar era la más corta de todas, pero quizás es la que me ha costado más ya que tan solo hacía cinco quilómetros que mis piernas funcionaban. Se trata de la subida del cementerio de Collserola con una longitud de cinco quilómetros y un desnivel de doscientos dos metros. Donde seguidamente venia una pequeña bajada y seguíamos subiendo hasta llegar al Forat del Vent.

La bajada me ha servido para relajar piernas y tomar un pequeño descanso para afrontar lo que para mí en principio seria mi última subida del día. Era la subida que partía des de Sant Cugat y terminaba en el Tibidabo, se trataba de la más dura de las tres, con una longitud de seis coma tres quilómetros y un desnivel acumulado de doscientos ochenta metros.

Al decir en principio que era la última es porque al llegar a lo alto del Tibidabo me sentía agusto encima de la bicicleta, y esto me ha hecho decidirme para bajar hasta Barcelona por la carretera de la Arrabasada y volver a subir hasta el mismo sitio donde me encontraba en ese momento.

Al final me ha salido una ruta con un buen número de quilómetros (cincuenta y nueve) y muy buenos números en tema desnivel acumulado (mil cien metros).